6 de abril de 2012

la guerra,los hijos...la guerra...el dolor, lo inexplicable...

2 de Abril de 1982 /2 de Abril de 2012
Hoy es imposible dejar  pasar la fecha sin recordar, sin sentir un alguito apretando el pecho,un escozor molesto en la garganta. Vivo en Argentina, soy argentina. Esta fecha es punzante en este bendito suelo.Treinta años han pasado y aún no puedo hablar de aquellos días sin quebrarme, sin que se me apague la voz. No es sentimentalismo barato, es sencillamente tristeza, amarga tristeza que no quiere marcharse. Son recuerdos que no se van a borrar, pedazos de vida que se marcaron a fuego en la memoria.
No puedo sacarme el sabor amargo de aquel dia escuchando la radio en que nos contaba el locutor que habíamos "tomado Malvinas" nuestros hombres habían plantado la celeste y blanca en suelo malvinense...
yo se que el pueblo canto de alegría en las calles, que todos se querían ir a vivir a Malvinas, todo el mundo quería hacer patria, soñaban todos con tomarse un avión para estar en las islas...nadie pensaba...nadie
yo me congele de miedo. no podía creer que todos se habían vuelto locos. Hasta el cura del pueblo andaba enfervorizado arengando a la guerra, subido a un gran cajón de madera en el medio de la plaza.
las noticias en todo momento nos hablaban de bajas ajenas, jamas mencionaban las propias. Pero todo el mundo estaba enceguecido, obnubilado.
Los "hombres" soldados que teníamos allá en el sur tenían entre dieciocho y un poco mas de veinte, apenas unos niños asomándose a la vida, sobre ellos descargamos todo el peso de defender la patria. No debe haber quedado ciudad o pueblo por pequeño que fuera sin que uno por lo menos de sus muchachos estuviera enlistado. A ellos la tarea de defender la bandera con su vida a los demás, principalmente a las mujeres la carga de velar por ellos con oración, con ruego. Creo sin temor a equivocarme que nosotras las mujeres, las madres, esposas,novias vivimos aquellas jornadas con el corazón estrujado de pena y de pavor, de angustia.
En mi caso particular yo era muy jovencita y estaba aprendiendo el valor de la vida de los hijos a fuerza de golpes. El primer dia de Abril tuve por primera vez la oportunidad de llevarme mi hijo varón, de apenas dieciséis días a casa, su casa.Al nacer mi chiquitín libró la batalla mas importante que un hombre debe librar, pelear para conservar la propia vida.Tal vez por esa razón es que a mi las noticias de guerras no me alegraron ni me entusiasmaron, muy al contrario, después de poder dormir abrazada a mi bebe  no podía entender como  alguien, un extraño, podía decidir sobre el futuro de un hijo, solo por que este había  nacido varón. Luego de haber estado contemplando a ese pequeño retoño mio esforzarse minuto a minuto en conseguir tan solo el aire que su pulmoncito precisaba; tras festejar cada gramo que conseguía subir y rogar con el alma para que el Señor le concediera el ánimo y la energía  necesarias para seguir con vida.Pues no podía  entender entonces que por la locura particular de un tipejo mi hijo fuera algún dia considerado carne de cañón.
Los años han pasado, mi campeón ganó la pelea por su vida y hoy cuenta treinta. Ese año no se olvida, no se borra y el tiempo no ha podido cerrar las heridas que dejo la guerra, hay todavía un nudo en las gargantas cuando recordamos,hay ausencias que sangran en los corazones de muchos padres,muchos hermanos que ya no volvieron a compartir risas y complicidades con aquel que un dia marcho al "servicio" militar.
El '82 fue un tiempo duro, triste, el pueblo argentino conoció la amarga derrota, y lo peor de todo fue que quienes tenia la responsabilidad de los hechos no se hicieron cargo y hasta llegaron a tratar de esconder los sucesos obligando a nuestros muchachos a guardar silencio, los metieron en colectivos con sus ventanillas tapadas, los trasladaron en la noche cual si fuesen delincuentes y luego los abandonaron a su suerte.
Treinta años y las viejas cicatrices duelen tanto como antes, treinta años y tantas vidas perdidas ...pasara el tiempo...nos seguirá doliendo esa tierra sureña y ahora mucho mas nuestra que antes pues esta regada de sangre argentina, de joven sangre argentina. Quiera Dios que algún dia sanemos las heridas y se pueda superar los odios y resentimientos que estos tiempos nos han dejado, quiera Dios que todos aprendamos que la guerra, la violencia , la intolerancia no conducen a ninguna parte y maduremos como pueblo para tomar decisiones con total responsabilidad de ciudadanos.Solo así tendremos el país que todos soñamos



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